La princesita, la destinada a ser reina, la hija mayor de Eddard Stark y Cathelyn Tully se parece más a la familia de su madre y es la menos loba de los lobos. Sansa es una damita: delicada, educada hasta el absurdo, contenida, cree en canciones de caballeros y doncellas. Saber bordar, cantar y anhela la vida en la Corte al lado de su prometido, su amado Joffrey , el futuro Rey. El problema de Sansa, y por lo que todo el mundo la odia, al menos, al principio, es porque se piensa que el mundo es un cuento de hadasy que su hermana, Arya, es la bruja mala que intenta hacerle la vida imposible. Y es que son la cara y la cruz, pero nada más.
Sansa es uno de los personajes que más evoluciona a lo largo de la Canción de Hielo y Fuego. De damita perfecta a adolescente astuta. Y es que con el tiempo Sansa demuestra que es muy lista. Desde el primer encontronazo entre Arya y Joffrey, en la que el heredero al trono mata al amigo (hijo del carnicero) de Arya hasta los maltratos sufridos en la Corte una vez muerto su padre Sansa sufre una transformación muy dolorosa. Sus caballeros andantes se quedan atrás y solo El Perro, que no es caballero (Martin hace una parodia de las canciones que tanto le gustan) es capaz de defenderla a su estilo particular, eso sí, de las crueldades de su amado Rey. La relación entre Sansa y el Perro -conocida como SanSan- ha despertado muchísimas simpatías entre los fans. La mezcla de la belleza y la inocencia de Sansa con El Perro, un mercenario, un asesino sangriento y sin pizca de corazón que siente debilidad por la niñita, la prometida de su Rey.
No está nada claro los planes que tiene Meñique para ella. Está claro que la ha salvado pero, ¿por qué?. No parece de los que salvan a alguien por amor por mucho que la quiera así que sus intereses se podrían decantar por la política. De momento,Baelish enseña a Sansa el juego de tronos y ella aprende deprisa porque, al fin y al cabo, le va la vida en ello.